17/9/08

Acerca del optimismo

Yo escucho decir a mucha gente palabras como éstas: "Hay que ver el vaso medio lleno y no el medio vacío". Y estoy bien de acuerdo en que no hay que ser pesimistas, ni resignarse, ni dramatizar vanamente, pero... ¡Cuidado! No sea que el vaso se siga vaciando y se queden mirando la minúscula parte llena suponiendo que es la mitad. Por eso, el verdadero optimista no es aquel que observa lo poco que queda de bueno en la avalancha, sino el que sabe ver el todo que quedará cuando ésta acabe... ¿Se entiende?
El verdadero optimista no es aquel que sólo ve las cosas buenas que suceden, sino el que observa todo el escenario, descubre que existen cosas malas, las pone al descubierto, tiene la esperanza de un cambio y el coraje del compromiso con el mismo. Esto es aplicable a la vida social como personal. El temor a no querer observar lo malo, entraña el peligro de contentarse sólo con lo bueno mientras el mal avanza y termina con todo. Desde éste punto de vista, bien podría definirse al optimismo como la fuerza maravillosa que permite verlo todo e impulsa al alma humana a transformar o mejorar el orden individual, social y universal (...)